Inválido de medrar,
el cielo encierra en un claustro mis
deseos,
la urbe vuelve a gritar...
Sonrisas irrelevantes,
amores nacidos en otro planeta,
todo parece indicar,
que los fantasmas de hoy no serán los de
antes.
Muestro escuetamente,
mi alma desnuda, esperando más cicatrices,
la urbe vuelve a callar...
Espero lo inesperado,
intentando derogar mi mente,
aunque por lo general, siempre vence.
Mi felicidad introvertida,
mi odio no guarda pudor,
estoy cansado de mensajes fatídicos,
estoy cansado de pensamientos estólidos
de vida.
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