Me regocijo inquieto y prematuro,
escondiendo tal vez lo que creo que
pasará,
y es que muchas cosas son inevitables y
hasta inexistentes.
Amores infinitos, deseos impuros,
abrazando tal vez lo que puede ser un
beso de Dios,
y es que ante la felicidad todo parece
tener un brillo aparente.
Historias nocturnas se convierten en la
clave de un nuevo día,
catacumbas reveladas, cráneos
retorcidos...
y que es lo que esperabas? A esta mierda
hay que darle sentido.
Nuevas calles, viejos callejones,
hay que ser consecuentes y no precedentes
inmaduros,
hay que dar oportunidad a lo que un día
fue y tal vez nunca será.
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