Los 3 actos

Cuando desperté, tuve mi primera batalla contra la muerte,

y aunque aún no sabía hablar,

y aunque aún no sabía lo que sucedía,

pretendía quitarme la vida y dejarme respirando.

Acarició, con su fría mano, mi mejilla,

y aprendí mi primera lección: "esto no es nada personal"

Emprendí entonces esa búsqueda que no te lleva a ningún lugar,

Y aunque aún no lo entendía,

Y aunque aún solo sabía correr,

había empezado mi segunda batalla, esta vez, conmigo mismo.

La voz de mi madre pretendía protegerme, no la culpo,

pero cada palabra me seducía hacía el odio y rencor.

Y aprendí mi segunda lección: “huir de los problemas,

no los desaparece, los guarda, como un cáncer, en el corazón”.

Me senté, porque así lo decidí, contigo en la mesa,

Y aunque el presente era incierto,

Y aunque todo era irreal,

Estaba desarmado, porque así lo decidí, en mi tercera batalla,

esas donde no hay vencedores ni glorias que contar.

No había más una lección que aprender,

Solo un corazón feliz de recibir quimioterapia. 

Infinitos comienzos

Nuestro comienzo fue como se dan los momentos más hermosos: inesperado.

Una coincidencia que lo cambiaría todo,

y si ahora lo medito,

las coincidencias son solo caprichos del destino,

y el nuestro, mi amor, no tiene precedentes.

Desde el inicio de lo único que hablaba mi corazón, era de ti

y cómo no hacerlo?

si a través de ti, lo entendía todo,

estar cerca de ti,

se sentía como si el rompecabezas más difícil del mundo,

solo tuviera 2 piezas: tú y yo.

Hoy no solo es el día más feliz de mi vida,

hoy celebramos porque somos familia,

porque donde tú estés, yo estaré en cuerpo y alma.

porque como tu esposo te cuidaré y estaré en vigilia,

te despertaré si tuvieras un mal sueño, y te abrazaré siempre que necesites calma.

Gracias por elegirme cada día,

gracias por enseñarme lo importante de la vida,

gracias por hacerme quien soy cuando estoy a tu lado,

por siempre tu amigo, esposo y aliado.